domingo, 30 de junio de 2013

Intemperie, por Jesús Carrasco

Editorial Seix Barral. 223 páginas. 1ª edición: enero de 2013; ésta es la 7ª impresión de marzo de 2013.

No tenía intención de leer Intemperie de Jesús Carrasco (Badajoz, 1972). Desconfío de los fenómenos literarios instantáneos, de los libros que son el más leído incluso antes de que se hayan publicado, que se publican en el extranjero antes que en su propio país; y se publican en su país debido al clamor extranjero sobre él (una prueba más del provincianismo patrio). Desconfío de las campañas de marketing desmesuradas, porque soy profesor de economía y sé que nadie pone sobre la mesa mucho dinero para promocionar algo que no piense que va a ser fácil vender; y para vender muchos libros en España (un número suficiente como para justificar la inversión en marketing) el libro ha de ajustarse a los gustos de la masa mayoritaria; es decir, ha de ser un bestseller, un libro que pueda satisfacer al público de Arturo Pérez-Reverte o de Almudena Grandes. ¿Alguien ha visto una campaña de marketing desmesurada para promocionar un libro de Ricardo Piglia, por ejemplo? No la ha visto porque sus editores saben que no pueden atraer al público de El maestro de esgrima a Respiración artificial.
Por otro lado, también sé que a veces ocurre que, de repente, de modo imprevisto triunfa un libro profundamente literario y se convierte en un bestseller a posteriori sin por ello perder su esencia literaria, y conquistando a un amplio colectivo de lectores. Pienso en algunos libros del boom hispanoamericano, por ejemplo.
El primer caso descrito parece más frecuente que el segundo.

He terminado leyendo Intemperie porque me la prestó un compañero del colegio donde trabajo. Yo le había dejado algún libro, él me había querido dejar algún otro, y me pareció una grosería rechazar todos los que me ofrecía. Él, además, es profesor del departamento de Lengua y su criterio me parece fiable. Él se leyó Intemperie de un tirón y le gustó bastante.

Intemperie sitúa su acción en un lugar indeterminado, al que se denomina “el Llano”; un lugar que podríamos identificar con la meseta central española. El tiempo narrativo parece el de la posguerra; el mejor párrafo para poner fecha a la acción de la novela sería uno que aparece en la página 22: “Sólo el alguacil disponía de un vehículo a motor en la comarca y, que él supiera, sólo el gobernador poseía un vehículo de cuatro ruedas”. Una persistente sequía ha llevado a que muchos pueblos de la región estén casi deshabitados, y este hecho, sin ser fantástico, sí que le da a la novela un regusto apocalíptico, que podría entroncarse con La carretera de Cormac McCarthy, como señala la solapa del libro.
En Intemperie nadie tiene nombre propio (aunque a un ayudante del alguacil se le designa con el apodo de Colorao), y en sus páginas nos encontraremos con un niño, un cabrero, un alguacil, un padre, y algunos animales, unas cabras, un burro, un perro… En la primera página aparece el niño huyendo de su casa (un niño que nunca antes había salido de su pueblo). “La estampa del padre, solícito y servil, volvió a su mente en compañía del alguacil”, se afirma en la página 12, y en esta frase se recoge el drama que mueve a los personajes de la novela: el alguacil está abusando sexualmente del niño bajo la connivencia del padre y el niño ha tomado la decisión de huir. Su huida por un Llano inclemente, perseguido por una partida de hombres al mando del alguacil, vertebra la novela. Al niño le ayudará un cabrero que conoce los trucos necesarios para sobrevivir a la intemperie en el Llano.

Mucho se ha hablado del lenguaje de esta novela, un lenguaje repleto de arcaísmos del campo; más abundantes, apuntaría, que los arcaísmos contenidos en una novela rural de Miguel Delibes. Creo que era Borges el que afirmaba que un escritor no debe escribir usando un lenguaje diferente al que usan sus lectores. Si el lenguaje de esta novela es el propio del autor, el lenguaje con el que habla habitualmente a sus amigos, porque se da la circunstancia de que habita en un entorno rural desconocido para un urbanita, entonces me parece que tiene sentido usar esas palabras en la narración como un argot propio, pero me resulta más extraño cuando son palabras que el autor, dado su contexto vital, no puede usar de forma natural.
Los escritores de bestsellers suelen estudiar una época y en ella sitúan a esos personajes tan nobles que siempre luchan por restablecer la justicia y el amor en un mundo sucio y corrupto. Los escritores de bestsellers, ya que se han tomado la molestia de estudiar una época, nos la cuentan; y así el lector tendrá la grata sensación de que, además de entretenerse cuando el amor joven triunfa tras vencer al malvado, está aprendiendo. El lector de bestsellers aprende mucho leyendo: sabe cómo se construye una catedral, sabe cómo es la organización territorial romana, sabe qué malo era el esclavismo… frente a los lectores de literatura, que leen sobre cucarachas gigantes que horrorizan a su familia (no quiero ser un plagiador: estoy parafraseando un artículo de Javier Cercas). Más de una vez, leyendo Intemperie da la sensación de que Carrasco también ha estudiado una época y nos la cuenta: ha estudiado sobre el tiempo en el que la gente viajaba en burro y ha aprendido sobre ello. Por supuesto no se resiste a contarnos cómo se “monta un burro” para salir de viaje: “El viejo agarró al burro por la cabeza y tiró de ella hasta que el asno se puso de pie. Sin destrabarlo, colocó sobre su lomo un albardón largo de lona armada. Encima dispuso un ropón de arpillera raída y luego una albarda de centeno cuyo ataharre el viejo pasó por debajo de la cola. Antes de cargar al animal, redistribuyó el relleno de paja, que con el trasiego se había acumulado en las partes bajas del aparejo. Lo aseguró todo con una cincha de esparto gruesa que apretó bajo la panza de la bestia. Encima de la albarda extendió el mandil, lo que hizo al chico recordar el momento de la misa en el que el cura volvía al altar después de haber dado la comunión. Con la ayuda del monaguillo, iba apilando sobre el cáliz el corporal, la patena, el purificador y la llave del sagrario. Por último, el viejo cruzó sobre el mandil cuatro aguaderas de esparto unidas entre sí, acomodando dos en cada flanco. El burro, que hasta el momento se había mostrado tranquilo, hizo ademán de iniciar la marcha. El viejo le acarició la frente y le metió los dedos por el tupé que asomaba entre las orejas y el asno volvió a la calma” (págs. 55-56). Cuando leí la escena anterior me pareció que resultaba narrativamente innecesaria y que era el afán de mostrar lo aprendido lo que llevaba a Carrasco a incluirla en su novela.
En todo caso, si usted tiene un ipad y juega al Apalabrados le será muy útil leer Intemperie: si consigue encajarle a alguien palabras como serijo o taray seguro que consigue más de 30 puntos de golpe.
Resulta raro pensar cómo será la traducción a otros idiomas de este vocabulario tan específico.

A pesar de lo comentado, del abuso de un vocabulario rural extraño al uso habitual del autor, he de apuntar que Carrasco escribe bien, con unos juegos metafóricos, siempre dentro del contexto elegido, ricos y originales. También el ritmo de la novela es bueno, si tenemos en cuenta que lo que se narra aquí es una historia bien sencilla: un malvado alguacil persigue a un niño desamparado que recibirá la bienhechora ayuda de un cabrero noble. En realidad, esta narración parece la adaptación para adultos de un cuento infantil. Lo más original es el escenario sobre el que la persecución tiene lugar: ese Llano brutal y desértico, que acaba cobrando un protagonismo tan fuerte.

Sé que mi percepción de una novedad literaria varía según la repercusión inmediata que ésta haya tenido, y que me gusta ir a contracorriente: si me están diciendo que el libro es excepcional entonces lo leeré con escepticismo, y si el libro que leo no ha tenido ninguna repercusión, entonces tenderé a reivindicarlo.

¿De la reseña que he escrito se puede deducir que no me ha gustado Intemperie? En realidad, no. Me ha entretenido leerla, pero desde luego no creo que sea la excepcional obra maestra que el marketing nos están diciendo que es. Diré más: hace unas semanas comenté la novela El peor de los guerreros del joven escritor chileno Rodrigo Díaz Cortez, y gracias a facebook pude intercambiar unas palabras con el autor, quien me dijo que en tres años la de mi blog era la segunda reseña que recibía su novela. Una novela que no ha tenido ninguna traducción a ningún idioma, ni ha alcanzado una segunda edición. Intemperie se publicó en enero de 2013 y la edición que me ha dejado mi amigo es la séptima (editada en marzo) y se está comercializando en trece países.

No entiendo por qué unos tanto y otros tan poco, cuando El peor de los guerreros es una novela, dada la complejidad de su trama y su acervo de personajes, superior a Intemperie.

37 comentarios:

  1. El escritor no deja de ser una marioneta. En el caso de Jesús Carrasco una marioneta para tener una oportunidad o un fracaso depresivo ante la siguiente obra. Lo normal es lo otro, lo de Rodrigo Díaz que dices, una marioneta a la que no hacen sonar por lo que sea. Cuestiones ajenas a la literatura

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    1. Hola Roberto:

      Se me olvidó decir en la entrada que pocos días antes de leer este libro escuché una entrevista a Carrasco en la radio, y me pareció un tipo muy cabal. Lo curioso es lo que los editores pueden hacer con un libro. Algo ajeno a la literatura, como apuntas.

      saludos

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  2. Hola David. Carrasco ha tenido suerte en este caso y además ya tiene unos cuantos años para que no le maten de golpe. Si lo que le han hecho se lo hubieran hecho con veinte años le habrían asesinado al cabo de los meses. No sé qué será de Mañas, ¿recuerdas?, el que escribió el las historias del Kronen. No sé si será buen o mal escritor pero creo que desapareció o le hicieron desaparecer o a lo mejor le hicieron creer que se podía vivir de esto. Un saludo

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    1. Hola Roberto:

      Sí es probable que si Carrasco tuviese 20 años esto no le hubiera sentado bien.
      Por supuesto, recuerdo a Mañas, sigue viviendo de esto en Sevilla la Nueva, si no recuerdo mal. Nunca repitió el éxito de Historias del Kronen y ahora está probando: sacó hasta una novela histórica sobre Alejandro Magno y algún policiaco..., pero creo que no ha debido de vender mucho. En fin, este del arte es un mundo cruel.

      saludos

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  3. Yo supongo que el problema que hay en este país es que el pastel es muy pequeño y hay demasiado colegeo de por medio, me explico. Esto que digo es cierto: Ayer vi que en un blog de un escritor barcelonés de bastante renombre (tanto que no le daremos más publicidad, ya tiene bastante). El caso es que el escritor tiene un blog, entrevista a otra escritora, que es según el primero genial. Esta otra escritora escribe en el suplemento cultural de El Mundo.

    La cosa queda así: Escritor conocido con un blog propio de difusión cultural entrevista a escritora
    que escribe para el suplemento cultural de El Mundo.
    ¿Se puede ser más endogámico?

    La cultura en este país parece que funciona como la política, en la trastienda, tu me das, yo te doy...

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    1. Hola Jaime:

      Lo de un escritor que entrevista a otro creo que no es nada raro y puede que como tú dices en el mundillo literario mucha gente mida con quien se relaciona para ver si luego...

      Quizás tenía que haberlo dejado más claro en esta entrada: en realidad Jesús Carrasco no me parece sospechoso de colegueo ni de nada, no creo que le publiquen porque conoce a... Parece que ha tenido una gran suerte con su primer libro, yo más bien cuestionaba al aparato del marketing y no al autor.

      saludos

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  4. Soy un ferviente lector de Pérez-Reverte, y creo que eso no está reñido con leer a autores más "literarios". Conrad, Faulkner, Stevenson y otros muchos han hecho idéntica literatura y nadie les ha tildado de provincianos. Y no, según en que best-sellers no pierde el malo, gana el bueno y se lleva a la chica. No entiendo eso del "provincianismo patrio" al que haces referencia; para mí no hay nada más provinciano que un autor americano, por ejemplo. Sin embargo, si nosotros los españoles sentimos orgullo por lo nuestro y lo reflejamos en los libros que escribimos, se nos tacha de provincianos. Yo creo que debemos dejarnos ya de complejos y de ese sentimiento de inferioridad que sentimos en este país; tal vez así no se nos tome por diferentes. Arturo Pérez-Reverte hace literatura de calidad, con una labor de documentación excepcional, pero en este país el éxito no se perdona. Y respecto a lo de los colegueos, bueno, la comunidad bloguera está llena de ellos y poca gente dice algo al respecto.

    En cuanto a Carrasco, creo que es un escritor talentoso y que está ahí por su valía, más que demostrada con "Intemperie". No le veo sentido el buscar siempre trasfondos oscuros al éxito.

    Un último inciso, con todos mis respetos hacia tu entrada: admiro a Borges, pero que él, precisamente él, el erudito por excelencia, dijera que un escritor no debe escribir con un lenguaje diferente al que hablan sus lectores, me parece: 1)tomar al lector por imbécil; 2)disuadirle de que aprenda vocabulario, que, entre otras muchas funciones, para eso sirve un libro.

    Interesante entrada. Saludos desde A DESHORAS.

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    1. Hola Raúl:

      Lo del provincianismo patrio lo decía porque un logro que la editorial ha sacado a colación al hablar de Intemperie es que había sido vendida su traducción a 13 países, antes de haber sido publicada en España. Es decir, antes de que el lector español haya podido recibir el impacto de la obra ya se nos señala que ha sido reconocida en Francia, Alemania... Como tú dices, creo que debemos dejarnos de complejos y pensar que un libro español puede triunfar en España y luego resultar interesante para los traductores extranjeros y no al revés.

      De Pérez-Reverte no he leído ningún libro entero. Leí algunas páginas de Alatriste y me pareció literatura para niños, la verdad. Pero se podían aprender cosas leyendo: como era la época reflejada, etc., lo que simboliza para mí al bestseller (la documentación me parece incluso contraria a la Literatura, porque quiere decir que el autor habla sobre cosas que no conoce, es decir no refleja su época, no refleja a sus conciudadanos ni la sociedad en la que vive).
      No sé si acabaré leyendo algún libro entero de P-R. Si lo hago ¿cuál me recomiendas?

      Sobre Carrasco: sí que señalo en mi entrada que me parece talentoso, su lenguaje metafórico es rico, y su sentido del ritmo es elevado. Su primera obra me parece notable, pero lo que cuestiono es la imposición previa de una recepción por parte del lector que aún no conoce el libro. Y esto no tiene nada que ver con Carrasco (que parece un tipo honesto), sino con la editorial y el marketing: ahogar al posible lector para que no pueda opinar, ya que la opinión que debe tener sobre este libro le viene dada de antemano.

      Sobre Borges: su lenguaje siempre me pareció bastante claro. Borges es el gran incomprendido del siglo XX.

      Paso a visitar tu blog.
      Un saludo

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  5. Creo que no me expresé bien en mi mensaje anterior. No veo mal que un escritor entreviste a otro escritor. Veo mal que un periodista de un medio cultural escriba y otro escritor lo entreviste. Porque la cosa se puede reducir a...

    Voy a decir que eres un escritor genial, para que luego el sábado en el Cultural X en el que tú escribes no digas que yo soy un mal escritor y me hundas la carrera.

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    1. Hola Jaime:

      Sí, sé a qué te refieres. Si te interesa escribir o leer, creo que al final lo más sano es no fijarte en esas cosas. Disfrutar de leer o de escribir y ya está, porque como te fijes en ese que apuntas al final no consigues disfrutar de la literatura, y disfrutar es de lo que se trata.

      saludos

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    2. Buen consejo amigo.

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  6. La impresión que da "Alatriste" -la primera entrega solamente, a decir verdad, coescrita junto a su hija Carlota- es de ser una lectura para niños; no lo son tanto, sin embargo, las siguientes, donde ya se dan antecedentes, en esa época, de los peores defectos que ha sufrido siempre un país como el nuestro, con un lenguaje contundente que te aseguro que no es para niños. De él te recomiendo "El pintor de batallas", teniendo en cuenta tu forma de entender la literatura; en él habla de su -nuestra- época, de lo acomodaticio que se ha vuelto el ser humano y lo ignorante que es de su enorme fragilidad. No es la típica temática de un best-seller, y sin embargo no deja de ser un éxito de ventas por el talento con que se aborda.

    Estoy de acuerdo en lo que dices respecto a ir ya a una lectura "sugestionado" por lo que se dice de ella. Pero, por la misma razón, a veces no nos acercamos a un buen libro solamente por ir etiquetado de best-seller. Creo que uno debe asomarse a un autor ignorando lo bueno o lo malo que se diga de él, y ya después de leído hacer nuestros propios juicios.

    A mí Borges también me parece muy claro; pero dudo que muchos lectores lo hayan podido entender como tú o yo. Si todos los escritores escribieran tal como habla la gente, no habría cabida al aprendizaje. A mí me gusta leer con un diccionario a mano y empaparme de esa experiencia. Además, creo que nada más irreal para una historia, en literatura, que el que esté escrita con un lenguaje demasiado coloquial, al igual que es irreal que uno hable con la gente de a pie, en la calle, como si fuera un académico de la lengua. Todo tiene su lugar y su momento.

    Interesante entrada, como ya he dicho. Me gustan los textos que invitan al debate. Saludos.

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    1. Hola Raúl:

      Pues tomo "El pintor de batallas" como referente de libro que debería leer si finalmente me decido a acercarme a la obra de Pérez-Reverte.

      Creo que es sano eso que apuntas sobre no ir sugestionado a un autor, pero al final hay tantos libros que uno tiende a usar (de forma consciente o inconsciente) ciertos filtros de lectura: voy a leer a este autor porque sé que ha sido importante en la historia de la literatura, voy a leer a este autor porque me fío de la editorial que lo publica, voy a leer a éste porque la faja dice que ya lo han leído 500.000 personas... al final todos sucumbimos a algún criterio.

      Creo que Borges no hablaba precisamente de plasmar al escribir el lenguaje coloquial, más bien comentaba que la gente que no sabe de literatura cuando quiere expresarse de un modo que cree literario empieza a usar palabras altisonantes.
      Por supuesto, que es sano leer con un diccionario, y un escritor o un lector serio debe conocer cuantas más palabras mejor, más adjetivos, más verbos... pero me cuestionaba si es necesario para escribir estudiar una guía de "usos en el campo" (por ejemplo, en este caso) y usar todas esas palabras que son ajenas para el autor y sus contemporáneos. ¿Usar arcaísmos es escribir bien o es lenguaje pomposo y falso?

      saludos

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  7. Yo lo tengo en casa y conocí al autor en la Feria del Libro de Sevilla y no lo he leído pero me da miedo que algo tan desconocido haya tenido un boom tan grande sin que nadie hayamos sabido de donde ha salido

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    1. Hola Fesaro:

      En realidad no es un mal libro, solamente quería hablar de tal vez no sea una obra maestra tan descomunal como nos han contado que es.
      Imagino que puede gustarte. Espero que así sea.

      Saludos

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  8. No creo que se trate de lenguaje pomposo y falso; es, simplemente, una manera de hacer creíble su historia, la historia de unos personajes rurales que han usado y usan esos arcaísmos en su medio. Si resulta difícil de entender para lectores internacionales, eso ya es algo que compete a los buenos traductores, del mismo modo que obras de otros países usan términos o refranes oriundos de sus lugares de origen y pertenece a la tarea de traductores al español el que sean comprensibles para nosotros (no es extraño, a este respecto, ver en muchas novelas anotaciones a pie de página del traductor, explicando algún juego de palabras que pierde su sentido al ser traducido, por ejemplo).

    Te recomiendo esa obra porque, siendo un best-seller, no habla de otras épocas. Y aunque así fuera, conocemos otras épocas gracias a la Historia y eso no exhime a ciertos libros a ser menos "literarios". Hay un sinfín de autores contemporáneos nacionales que, sin haber vivido la Guerra Civil española, escriben sobre ella y no son autores de best-sellers, en el sentido más venenoso de la palabra.

    Saludos.

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    1. Hola:

      Bueno, en realidad la novela la cuenta un narrador en tercera persona y no los personajes a los que ese vocabulario les resultaría cómodo.

      Y sobre la Guerra Civil española también me parece que hay una saturación de obras que me parece excesiva. Pero lógicamente cada uno es libre de escribir sobre lo que crea conveniente y de leer sobre lo que más le interese, aunque sea sobre una novela de nazis escrita por un español nacido en 1980.

      saludos

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    2. Lo sé, David, la he leído.

      Saturación hay sobre todos los temas imaginables, con alguna rara excepción; también la hay de autores con poca capacidad de fabulación, cuyos únicos argumentos en sus novelas son sus propias vivencias personales. Y, sinceramente, cualquier mindundi cree que su vida es susceptible de acabar novelada, aunque sea una existencia tan corriente y moliente como la de cualquiera. No es de lo que se escribe, sino cómo se escribe. También hay novelas sobre detectives, aunque el escritor no haya visto un crimen en su vida. Tolkien creó todo ese mundo fantástico y no le hizo falta nacer en una época apócrifa y épica. La capacidad de fabulación es indispensable en un escritor; si a eso se le suman vivencias personales que hagan más creíble la historia, mejor que mejor.

      Saludos.

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    3. Hola Raúl:

      Al final, como pareces apuntar, todo es cuestión de talento.

      saludos

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  9. Hola David,
    Lo leí, me gustó bastante, lo del uso del lenguaje no me molestó aunque ciertas metáforas, ciertos giros me parecieron descontextualizados. Lo leí en un par de sentadas, me atrapó la historia pero no vi ni a McCarthy ni a Delibes por ningún lado, al menos no más de lo que cada uno quiera ver, hay puntos en común, claro que sí, pero con demasiada poca base para establecer paraleslismos. Un abrazo.

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    1. Hola Yossi:

      A mí, la verdad, es que sí me pareció ver ese aire a lo McCarthy en el escenario extremo que muestra, y sí también había algo de Delibes al centrar la historia en el entorno rural español.

      un abrazo
      David

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  10. No he leído Intemperie aún, supongo que por esa alergia a las modas a la que te refieres… Lo que no es óbice para que me haya gustado mucho la reseña en cuanto a reflexión sobre el mercado literario. Saludos y buen verano.

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    1. Hola José:

      Encantado de que te pases por aquí, y gracias por tus palabras.

      Saludos y buen verano para ti también.

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  11. Yo le daré una oportunidad en cuanto caiga en mis manos. Todo el mundo se merece la oportunidad de la primera página, luego la 2, la 3... si consigue que llegue a la pág. 10. Ya me leo el libro entero.

    Saludos compañeros.

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    1. Es un libro que se lee en un rato, y por qué no darle una oportunidad. Espero que te guste.

      saludos

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  12. Hola,
    Desde mi punto de vista, Intemperie es decididamente mala, sin ningún aliciente. Creo que el autor confunde escribir bien con poner palabras “difíciles”, a la vez que confunde tener una prosa y escenas evocadoras con describir un burro.
    Además, me parece que la trama es demasiado transparente: un hombre quiere matar a un niño y un viejo protege al niño. Es demasiado evidente de qué “lado” se pone el lector. Detrás de eso no hay nada. Para mí, en la literatura debe existir cierta ambigüedad y, sobre todo, conflicto, tensión narrativa. Esta novela carece por completo de esa ambigüedad. En todo caso, se reduce a lo siguiente: ¿el malo matará al bueno? Pretende crear esa tensión a través de esas descripciones soporíferas que no aportan nada a la narración.
    Dicho esto, creo que las editoriales siempre procuran vender sus libros. Y a veces lo consiguen: pasó hace unos años con la novela Fin, ahora sucede con esta. ¿Por qué sucede? Ni idea, y lo peor es que supongo que las editoriales tampoco saben por qué sucede; caso contrario, no les iría tan mal.
    Para terminar, me permito hacer dos comentarios. La campaña de marketing alrededor de la novela Plata quemada de Ricardo Piglia fue, con creces, superior a la montada ahora por Seix Barral alrededor de Intemperie. Tanto marketing terminó en denuncias y película y juicios y demandas y miles y miles de dólares yendo de un lado al otro. Segundo, entiendo que la novela a la que haces referencia, El peor de los guerreros, sí es una novela que ha sido traducida a otros idiomas.
    Saludos

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    1. Hola:

      Veo que no le gustó nada la novela. A mí no me entusiasmo, pero (vocabulario rural aparte) no me pareció que estuviese mal escrita. Es cierto que la novela es muy esquemática en su dicotomía bueno-malo, y aquí radica para mí su mayor fallo.

      Es cierto, lo que cuenta sobre Plata quemada. Cuando escribí esto creo que estaba pensando más bien en libros como Respiración artificial. Con Plata quemada quisieron vender a Piglia como un escritor comercial, y creo que es la novela de la que él más renieva. Ayer le vi en la Casa de América de Madrid y fue brillante como siempre. Su última novela está muy bien. Es muy superior a Intemperie y no va a tener una campaña de márketing como esta novela ni de lejos.

      Me alegro por lo de las traducción de El peor de los guerreros. Sin duda se lo merece.

      saludos

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    2. Hola,
      Releo mi comentario y veo que me salió un poco arrogante. Pido disculpas. Es que acababa de leer la novela y veía críticas que me parecían insólitas. Y frente a la primer crítica que encontré inteligente, sobria y sincera vino mi comentario (algún día habrá que estudiar la catarsis en los comentarios de los blogs).
      Justamente hay un artículo de Piglia en donde habla de Roberto Arlt y que, creo, refleja lo que quise decir sobre la literatura: Piglia decía que cualquier profesora de instituto puede corregir un folio de un cuento de Arlt porque Arlt escribía muy mal pero ninguna de ellas, nadie más que Arlt tenía la capacidad de escribir esa literatura tan poderosa. A veces creo que en España, y generalizando mucho, desde principios del siglo XX, hemos perdido el sentido de lo literario. Confundimos literatura con vocabulario vasto. Más que decir bien, la literatura es decir lo justo. Aquí algunos piensan que lo literario es usar palabras difíciles (ejemplo de eso es la existencia de un crítico como Ricardo Senabre): desde ese punto de vista la mejor novela sería un diccionario. Desde mi punto de vista, la literatura es otra cosa. Desde hace décadas es otra cosa. Aquí pasamos de esa concepción demodé a esa vanguardias intrascendentes y que van atrasadas.
      Por cierto, y volviendo a Piglia: circulan por ahí los programas de televisión que hizo en la Argentina. El primero consiste en una serie de emisiones sobre novelas clásicas de la literatura argentina. El segundo se está desarrollando en la actualidad y aborda la literatura de Borges. A mí me gustan los cuentos de Piglia y, sobre todo, su figura como crítico, como lector (sus novelas me gustan menos).
      Un abrazo y disculpe si soné demasiado enojado.
      Y felicidades por el blog

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    3. Hola:

      Piglia habló ayer en la Casa de América sobre esos programas de televisión. Imagino que se podrá encontrar en la red. A ver si lo busco. Tengo la impresión de que cuando habla de corregir a Arlt (un escritor que me encanta) está parafraseando a Borges,que decía algo así como que corregir una página de Cervantes es fácil, que lo difícil es escribirla.

      No te preocupes por lo del tono: creo que es algo conatural a internet. Pero como digo siempre: si leemos porque nos gusta y para disfrutar no merece la pena, desde luego, enfadarse o indignarse porque un libro no nos gustó lo que esperábamos. Simplemente hemos de elegir con más cuidado.

      A ver si leo algún libro más de cuentos de Piglia.

      Gracias por tus palabras sobre el blog.

      Un abrazo

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  13. Tremenda tu reseña, poco hablas de la historia y la calidad con que está escrita. Mucho de los editores, las editoriales, los best-seller y la comparación con escritores menos afortunados (¿afortunados?). Toda la entrada parece mantener la teoría de "si es bueno, no triunfa". Injusta reseña para un libro que me ha parecido magnífico, claro que no lo comparo, sólo lo leo y disfruto de ese leguaje "arcaico", que a mi me parece totalmente apropiado al tema. No entro a calificar el comentario que declara la novela decididamente mala porque hay malos y buenos y el lector se pone del lado de los buenos.....es tan simple que no merece más.
    Yo, también acabo de leer la novela, evidentemente, no es una obra maestra, pero el lenguaje, el ritmo narrativo, las descripciones y, sobre todo, los sentimientos creo que hacen de ella una novela que vale la pena leer; aunque sea la primera obra del autor (tiempo habrá de criticarlo si vuelve a publicar), aunque se haya publicado antes en "el extranjero" y aunque no sea Ricardo Piglia, ni Rodrigo Díaz Cortez...
    Felicidades por el blog, y si lo que quería con esta entrada era suscitar polémica, sin duda, lo ha conseguido.

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    1. Hola lector anónimo:

      Me alegro en realidad de que haya disfrutado tanto de este libro. Si le digo la verdad tampoco trataba de buscar polémica (este blog es poco polémico) y tampoco creo en esa premisa de "si triunfa, no es bueno", para eso me basta ver el enorme éxito que ha tenido en los últimos años Roberto Bolaño, escritor al que admiro mucho y que me parece de una gran calidad.
      Si que creo que me pasa lo siguiente: si algo me dicen que es muy bueno, y me insisten demasiado entonces lo leo con demasiadas expectativas (o con la mosca detrás de la oreja, también) y entonces es más fácil verse defraudada. Por el contrario si cojo el libro de una editorial pequeña y nadie me ha hablado de él y lo leo sin saber qué esperar y me empieza a gustar me siento más reconfortado, con mejor disposición hacia él.
      Como digo en la entrada el libro es agradable de leer, pero no me parece nada excepcional. Por ejemplo, he leído hace poco la última novela de Piglia, El camino de Ida, y me parece bastante mejor: ya le digo que Piglia va a vender 10 o 15 veces menos de su novela que Intemperie (una historia donde los personajes no están demasiado bien definidos, ¿de verdad el alguacil le parece un buen personaje, lleno de matices?)

      Pero, de nuevo, le digo que me alegro de que cada libro encuentre sus lectores.

      saludos

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  14. El tal Carrasco es un paleto extremeño -para peor: afincado en Andalucía-, que escucha cualquier ruido o sonido que oiga -pues no distingue percepción auditiva de la voluntad de percibir algo auditivamente- y que se entretiene en mostrarnos cómo se vivía en la España profunda de hace 50 años o más. Su novela aburre a las cabras o a las ovejas. Ya quisiera él la profundidad de Delibes en sus novelas de ambiente rural.

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    1. Estimado lector:

      Diría que su comentario más que contra el contenido literario de la novela va directamente en contra de la persona; algo muy propio de los anónimos de internet. Pero si le digo la verdad es un tono que no me gusta mucho para mi espacio.
      En todo caso espero que disfrute mucho leyendo a Delibes.

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    2. Este anónimo demuestra que es él mismo un paleto e ignorante, insensible a la belleza del lenguaje de Jesús Carrasco, de su poesía y de su humanidad, vocabulario precioso y preciso ,necesario para nombrar. ¿Para qué, si no, existen las palabras?. A mí esta novela me ha deslumbrado, me he quedado suspendida a ella, sus personajes:el viejo, el niño, el burro, el perro...ese paisaje! maravillosa, conmovedora.

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    3. Hola Lectora: lo cierto es que ya no recordaba ese comentario, y lo más seguro es que no debería haber permitido que se publicase aquí, no me gusta ese estilo para comentar libros en Internet.

      Me alegra que le haya gustado tanto el libro. Saludos

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  15. Hola David. Acabo de leer el libro. Sólo puedo decir que me ha encantado. Me alegro mucho por el autor, porque sé lo difícil que es ver publicada tu obra. Es maravilloso encontrarte con un libo como este. Da rabia pensar en todos los grandes libros que pasan desapercibidos y que, por eso mismo, no podemos leer.

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    1. Hola Juan:
      Me alegro de que este libro le haya hecho disfrutar. Siempre es una buena cosa que un libro encuentre sus lectores; y más una primera obra, como es este caso.

      saludos

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