lunes, 31 de agosto de 2009

Paseo literario por Buenos Aires

Estuve dos semanas de vacaciones en Argentina, la mayoría del tiempo en Buenos Aires.
Recuerdo una frase de la película El lado oscuro del corazón: un profesor de literatura norteamericano dice que al leer libros de escritores de, por ejemplo, Francia, uno puede imaginarse París, pero que al leer literatura argentina no podía imaginar Buenos Aires, y que por eso había viajado hasta allí.
Lo más curioso de Buenos Aires, es quizás, para alguien de Madrid, que después de un viaje en avión de casi doce horas no se tiene la impresión de haberse movido tanto. Existen muchas calles que recuerdan a Madrid, otras calles, cafeterías y rincones me llevaron a pensar en, por ejemplo, Londres, París o Lisboa (Quién puede decir que el Bar Británico de San Telmo no se da un aire a la Baixa lisboeta. Por cierto este bar está justo en frente del parque Lezama, donde el protagonista de Sobre Héroes y tumbas de Ernesto Sabato, iba a lamentarse del mundo).

El hotel estaba en la calle Paraguay, me hizo gracia encontrar nombrada a esta calle en un relato de Rodolfo Walsh Un kilo de oro, leído en el avión de regreso.
Si se camina un poco por la calle Paraguay se lleva en seguida a la plaza San Martín. Borges en Fervor de Buenos Aires tiene un poema titulado La plaza San Martín, “¡Qué bien se ve la tarde / desde el fácil sosiego de los bancos!”, dice Borges en este poema.

(Plaza San Martín)


Uno de los días visitamos el barrio de La Recoleta. Por la lujosa avenida Presidente Quintana, y llegamos al café de La Biela, frecuentado en su momento por Borges y otros escritores. Un agradable café.

Atravesando la plazoleta Juan XXIII, visitamos el cementerio de La recoleta, al que Borges también dedica un poema en su Fervor de Buenos Aires, y en sus últimos versos dice: “Estas cosas pensé en La Recoleta / en el lugar de mi ceniza”. No esperaba Borges que le fuesen a enterrar en Ginebra.

(Cementerio de La Recoleta)




En La Recoleta sí se encontraba, sin embargo, la tumba de su amigo Adolfo Bioy Casares, y de los escritores José Hernández, Macedonio Fernández o Oliverio Girondo.

(Tumba de José Hernández, escritor de Martín Fierro)



Otro día entramos al zoo, donde a Borges le gustaba admirar al tigre.
Y caminado por Palerno subimos por la calle llamada en la actualidad Jorge Luis Borges, para encontrarnos con la placa que atestiguaba que allí estuvo la casa en la que el escritor vivió su infancia, ahora ocupada por otra casa y una peluquería. Por esta calle se desemboca en la antigua plaza Serrano, ahora llamada plaza Cortázar.


(Solar donde estuvo la casa de J. L. Borges)



Me gustaron mucho las librerías de la avenida Corrientes: grandes, pequeñas, con novedades, con libros usados. En las dos tardes que pasé visitando librerías compré un buen puñado de libros de escritores argentinos: Rodolfo Walsh, Piglia, Caparrós… e hice algún descubrimiento, como Andrés Rivera, que no me sonaba y lo tenían en todas las librerías. Al cambio en euros, los libros editados en Argentina salían a un buen precio (los mismos libros, en algunos casos, de Anagrama de escritores argentinos editados allí)

Me gustó mucho también la librería del Ateneo, en la avenida Santa Fe, un antiguo teatro reconvertido en librería, con los palcos ocupados por anaqueles de libros y en el escenario una cafetería (un detalle que se daba en otras librerías)



(Librería El Ateneo)




Aunque quizás lo mejor de todo fuese encontrarse con negocios con nombres como éste:

4 comentarios:

  1. Estuve en Argentina pero no en Buenos Aires. Es una de esas cosas pendientes. Tal vez este año si se dan una serie de circunstancias. Por si acaso, tomo nota de calles y escritores.
    Saludos.

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  2. Hola Javier:

    Creo que existe en la afueras de Buenos Aires una casa de Silvina Ocampo que es visitable, pero a la que no fuimos. Es una pena que no se pueda visitar una casa de Cortázar o Borges...

    También estuve en Iguazú, viendo las cataratas, lo que posiblemente haya sido lo más espectacular del viaje. Aunque yo normalmente prefiero ver ciudades, en este caso la naturaleza superaba a las construcciones humanas.
    Me quedé con ganas de visitar más esa región, Misiones, la zona desde la que Horacio Quiroca creó sus cuentos de la selva, y de amor, de locura y de muerte...

    saludos

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  3. estuve en un hotel en buenos aires y lo que me encanto fue esa librería enorme en la calle Santa fe. espero poder volver pronto a esa hermosa ciudad llena de arte

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  4. Hola Monica, realmente era un libreria muy interesante. Lo unico malo para mi era que los libros no tenian el precio en una etiqueta y hab'ia que preguntar por todos.

    saludos

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